Una profecía autocumplida, o también llamada El Efecto Pigmalión, es un proceso en el que una creencia o expectativa inicial influye en el comportamiento de las personas de tal manera que esa creencia se convierte en realidad, incluso si la creencia original no estaba respaldada por hechos objetivos.
En otras palabras, una profecía autocumplida sucede una persona espera que algo suceda, actúa en consecuencia y, como resultado, su comportamiento hace que la predicción original se haga realidad.
Además, este fenómeno ocurre tanto a nivel individual como a nivel colectivo, es decir, todos estamos bajo muchas profecías autocumplidas.
Un ejemplo clásico de una profecía autocumplida es el efecto placebo en medicina. Si un paciente recibe una píldora inerte que cree que es un medicamento real y espera que mejore su condición, es posible que experimente una mejoría real debido a la influencia de su creencia en el proceso de curación, más allá de lo que el medicamento “pueda” hacer en su cuerpo. La creencia en la efectividad del medicamento genera un comportamiento y una respuesta fisiológica que coincide con la expectativa inicial.
*BOOM* ¿Por qué es tan importante esto? Pues porque nos demuestra que nuestras creencias están por encima de los medicamentos que podamos estar tomando, de la realidad que estemos escuchando, de lo pueda yo leer o ver, etc.
En un contexto más amplio, las profecías autocumplidas se aplican a situaciones sociales, económicas, científicas, religiosas o políticas.
Por ejemplo, si una persona o grupo tiene la creencia de que una determinada comunidad es peligrosa y delincuente, es posible que tomen medidas de precaución adicionales, como evitar el contacto con esa comunidad o implementar políticas represivas. Estas acciones pueden generar tensiones y conflictos que confirmen la creencia original de que la comunidad es peligrosa, aunque la percepción inicial fuera infundada o sesgada.
EJEMPLOS DONDE QUIZÁ TE SIENTAS IDENTIFICADO:
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Relaciones personales: Si alguien cree que sus amigos siempre lo abandonan, puede volverse distante y evitar abrirse emocionalmente, lo que lleva a que sus amigos eventualmente se alejen, confirmando así su creencia original.
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Objetivos profesionales: Si una persona tiene la creencia de que nunca será ascendida en su trabajo, es posible que no se esfuerce lo suficiente, se sienta desmotivada y tome menos iniciativa, lo que disminuye sus posibilidades de ser considerada para una promoción.
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Propósitos académicos: Si un estudiante cree que es malo en matemáticas y espera fracasar en un examen, es probable que no estudie lo suficiente, se sienta ansioso y cometa errores evitables durante la prueba, llevándolo a obtener una calificación baja y confirmar su creencia original.
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Salud emocional: Si alguien se considera a sí mismo como débil o inestable emocionalmente, es posible que adopte comportamientos autodestructivos o evite buscar ayuda profesional, lo que puede llevar a una disminución real en su salud emocional.
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Relaciones de pareja: Si una persona cree que todas las relaciones terminan en desamor y decepción, es probable que adopte actitudes defensivas, evite la intimidad y se comporte de manera distante, lo que puede llevar a que la relación se deteriore y se confirme su creencia original.
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Habilidades deportivas: Si un atleta tiene la creencia de que es un perdedor y espera perder en una competencia, puede manifestar falta de confianza, entrenar menos y realizar esfuerzos mínimos, lo que puede afectar negativamente su desempeño y llevarlo a perder, confirmando así su creencia inicial.
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Autoimagen: Si una persona tiene una baja autoestima y se considera poco atractiva, es posible que se comporte de manera insegura, evite situaciones sociales y tenga dificultades para establecer relaciones, lo que puede reforzar su creencia original sobre su apariencia y afectar su vida social.
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Salud física: Si alguien cree que no puede tener buena salud debido a su genética familiar, es probable que no se cuide adecuadamente, no haga ejercicio regularmente y no siga hábitos saludables, lo que puede llevar a problemas de salud y confirmar su creencia inicial.
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Perspectiva general de la vida: Si alguien tiene una visión pesimista del mundo y espera que todo salga mal, es probable que adopte una actitud negativa, no busque oportunidades positivas y atraiga situaciones desfavorables, lo que refuerza su creencia original de que la vida es difícil.
Así pues cuando entramos en profecías autocumplidas puede afectar cualquier sector de la vida.
CÓMO SOLUCIONAR SI ESTAS ATRAPADO EN UNA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA
Si te encuentras en tal situación y deseas romper ese ciclo, te detallo algunos pasos que puedes seguir para solucionarlo:
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Autoconciencia: Reconoce y toma conciencia de la creencia o expectativa negativa que tienes sobre ti mismo, los demás o la situación en cuestión. Identifica cómo esta creencia ha influido en tus acciones y comportamientos hasta ahora.
Es muy probable que el origen de ello se encuentre en tu núcleo familiar o social más cercano.
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Examinar la evidencia: Cuestiona la validez de tu creencia inicial. Busca evidencia objetiva que apoye o contradiga esa creencia. A menudo, las profecías autocumplidas se basan en percepciones sesgadas o generalizaciones excesivas.
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Cambio de perspectiva: Desafía tus creencias negativas y trata de adoptar una perspectiva más realista y positiva. Céntrate en tus fortalezas, logros pasados y posibilidades de cambio. Reconoce que tienes el poder de tomar decisiones y acciones diferentes.
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Acciones deliberadas: Proponte actuar de manera opuesta a tu patrón anterior. Si solías evitar situaciones sociales debido a tu creencia de que eras poco interesante, esfuérzate por participar más y compartir tus ideas. Si creías que no eras lo suficientemente capaz en un área determinada, busca oportunidades para aprender y practicar.
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Reforzamiento positivo: Celebra tus pequeños logros a lo largo del camino. Reconoce y valora tus esfuerzos y avances, incluso si son pequeños. Estos refuerzos positivos te motivarán a seguir adelante y a mantener una mentalidad más positiva.